Santo Domingo. – Reiteradas veces he escuchado a colaboradores de instituciones gubernamentales recitar la frase “el Estado no agradece ni guarda rencor”, haciendo referencia a que no importa el profesionalismo, experiencia, entrega y dedicación del empleado, el mismo puede ser desvinculado sin justificación en cualquier momento y a voluntad del funcionario de turno. El respeto al trabajo digno debería ser un pilar institucional, y en especial en aquellos colaboradores larga data.
No es un secreto que empleados con 15, 20 y hasta 30 años están siendo desvinculados sin justificación ni consideración humana por parte de entidades públicas y privadas. El trato indiferente hacia quienes han dedicado años de servicio es una tendencia que impacta a cientos de familias dominicanas.
Un caso reciente y extraordinariamente ignorado, es el ocurrido en la Cámara de Cuentas de la República Dominicana, donde el expresidente del órgano de control externo, amparado en la nueva Ley Orgánica, aprobada a mediados del año pasado para regir la entidad, ejecutó una serie de cancelaciones que afectaron a colaboradores con hasta dos décadas de experiencia institucional. Las desvinculaciones se realizaron sin evaluaciones claras ni explicaciones formales, simplemente bajo el alegato que establece el artículo 41, numeral 10 de la Ley 18-24, que plantea las atribuciones del presidente y cita: “disponer todos los actos administrativos internos y velar por su ejecución. Este accionar evidencia la falta de profesionalismo, criterio, objetividad y credibilidad con que se condujo el expresidente de la institución.
Estas decisiones, tomadas amparados únicamente en el poder legal que le otorgó la nueva ley, no solo dejaron a decenas de trabajadores sin sustento, sino que enviaron un mensaje de desprecio institucional hacia la experiencia, la lealtad y el compromiso de esos servidores públicos de larga data.
Llamado a las nuevas autoridades
Ante esta penosa administración y abuso de poder, se les solicita a los nuevos miembros de la Cámara de Cuentas de la República que revisen de manera objetiva y responsable estas desvinculaciones sin justificación, respondiendo simplemente al uso del poder de manera abusiva y arbitraria. Esta acción de estos nuevos miembros seria un logro de esta gestión, el poder reponer a aquellos técnicos calificados con más de 10 años de servicio y sin faltas en sus expedientes que fueron desvinculados de forma injustificada, esto representaría un accionar institucional justo y responsable.
La reposición de estos empleados no solo restablecería su sustento, sino que también enviaría un mensaje de compromiso con la transparencia, la equidad y el respeto a la dignidad humana dentro del servicio público.
Trascendencia de esta práctica
Lo lamentable, esta práctica se replica en otras instituciones públicas y empresas privadas donde empleados son desvinculados sin tomar en cuenta su historial laboral ni el impacto de esa decisión en sus vidas y las de sus familias.
El poder no puede estar por encima del respeto humano. Despedir a un empleado no es solo una decisión administrativa: es una acción que impacta familias, proyectos de vida y el tejido social de toda una nación.
Reflexiones de un Ciudadano.
