El origen de la Navidad: una respuesta desde la fe cristiana

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Santo Domingo.- La celebración de la Navidad ha sido objeto de cuestionamientos tanto dentro como fuera del ámbito cristiano. Algunas críticas señalan que esta festividad tiene orígenes paganos o que no debería celebrarse por no estar explícitamente ordenada en la Biblia. Sin embargo, un análisis bíblico e histórico riguroso permite comprender que la Navidad, correctamente entendida, tiene un fundamento legítimo dentro de la fe cristiana.

En primer lugar, la Biblia no prohíbe recordar ni celebrar el nacimiento de Jesucristo. Por el contrario, los evangelios de Mateo y Lucas narran con detalle este acontecimiento y presentan una respuesta de gozo, adoración y proclamación pública. Los ángeles anunciaron el nacimiento del Salvador (Lucas 2:10–14), los pastores acudieron a adorarlo y los sabios de oriente ofrecieron regalos como acto de honra. Estos relatos evidencian que el nacimiento de Cristo fue motivo de celebración desde el inicio.

Uno de los argumentos más frecuentes en contra de la Navidad es que el 25 de diciembre coincide con antiguas festividades paganas romanas. Desde una perspectiva apologética, es importante aclarar que la Iglesia primitiva no adoptó prácticas idolátricas, sino que resignificó una fecha para proclamar una verdad cristiana central: Jesucristo es la verdadera Luz del mundo (Juan 1:9). El cristianismo no absorbió el paganismo, sino que lo confrontó y lo sustituyó con el mensaje del Evangelio.

Otro punto de debate es la ausencia de una fecha exacta del nacimiento de Jesús. Sin embargo, la fe cristiana no se sostiene en una fecha, sino en un hecho histórico: la encarnación del Hijo de Dios. El apóstol Pablo afirma: “Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo” (Gálatas 4:4), subrayando que lo esencial es el propósito redentor, no el día específico del calendario.

Desde el punto de vista bíblico, la Navidad encuentra su raíz en el cumplimiento de las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento. Textos como Isaías 7:14 y Miqueas 5:2 anuncian con claridad la venida del Mesías, confirmando que el nacimiento de Jesús fue parte del plan soberano de Dios y no una invención posterior de la Iglesia.

La apologética cristiana también reconoce que muchas prácticas actuales asociadas a la Navidad no tienen origen bíblico y deben ser evaluadas con discernimiento. No obstante, separar los elementos culturales del mensaje central permite rescatar el verdadero sentido de la celebración: Dios se hizo hombre para salvar a la humanidad.

En conclusión, la Navidad, comprendida desde una perspectiva bíblica y apologética, no es una tradición vacía ni una concesión al paganismo, sino una oportunidad legítima para proclamar una de las verdades fundamentales del cristianismo: la encarnación de Jesucristo, esperanza eterna para el mundo.